29.01.2024

Un radiante día de fiesta para recibir el vestido de María.

Hermana Christina-Maria Greiner
Alemania

“María, ¡Aseméjanos a ti!”

Un maravilloso amanecer despunta detrás del Monte Sión, en Schoenstatt, en la mañana del 27 de enero de 2024. Se anuncia un día radiante. Desde temprano se percibe mucha vida en las casas de Schoenstatt; la emoción se palpa en el ambiente: familiares, amigos e invitados han venido de cerca y de lejos para celebrar la vestición de las nueve novicias de las Hermanas de María de Schoenstatt. Manos diligentes y orantes han preparado este día con mucha anticipación y vienen acompañando a las novicias en su camino vocacional. Las nueve jóvenes hoy celebran juntas un momento crucial en su camino en la comunidad: reciben el vestido de las Hermanas de María de Schoenstatt y asocian este acontecimiento con las palabras de una oración del fundador, Padre José Kentenich :

“María, ¡aseméjanos a ti”!”

Gracias y peticiones desde la vigilia.

Los invitados habían sido convocados desde las vísperas a una celebración en la Iglesia de la Santísima Trinidad. Con canciones de diferentes países y oraciones en los idiomas nativos de las novicias, los participantes se unieron para agradecer y rezar por la vocación de las nueve jóvenes de Paraguay, Argentina, India, España, México y Polonia.

Fue muy conmovedor el momento en que las familias de las novicias llevaron al altar una vela encendida para representar a sus hijas. En un momento de adoración silenciosa, las muchas lenguas se unieron en alabanza a Dios, quien sigue llamando a quienes elige para una misión especial y a quienes promete vida en abundancia.

Aquí tienes un vídeo para revivirlo

¡Ha llegado la hora!

¡Por fin ha llegado el momento! A las 10:50 comienzan a repicar las campanas de la Iglesia de la Santísima Trinidad y los numerosos invitados esperan ansiosos que las novicias lleguen desde la casa del noviciado. Se oye el festivo órgano y el coro comienza cuando las novicias entran a la iglesia con sus bancos vestidos de novia.

“Lo más conmovedor para mí fue ver las caras de las novicias. ¡Brillaban desde dentro y parecían tan felices! ¡Eso fue maravilloso!”,

dice con entusiasmo una joven que llegó por primera vez a Schoenstatt, y la luz en sus ojos expresa lo que eso significó para ella.

Un nutrido grupo de sacerdotes y seminaristas de las diversas comunidades sacerdotales de Schoenstatt, se congregan en el altar para celebrar la santa Misa junto al Padre Bernd Biberger, Director General de las Hermanas de María. El coro de las Hermanas de María y jóvenes que se encuentran en ese lugar de gracias por unos meses realizando una experiencia llamada “Tiempo de Schoenstatt” (Schoenstatt-Zeit”).

El lema que marca el día de fiesta se aplica a todos nosotros.

En su sermón, el Padre Biberger describe el lema del día como una petición y misión que se aplica a toda persona: María se sabe amada por Dios y, por tanto, puede aceptar su plan para ella. En este sentido ella es un modelo a seguir que nos permite profundizar nuestra relación con Dios a través de la Alianza de Amor.

El rito de la vestición comienza con un canto al Espíritu Santo.

A continuación la Hna. M. Joanna Buckley, Superiora General de la comunidad, lee los nombres de las nuevas hermanas:

Andrea González Valdez – Hermana M. Rafaela
Catalina Sofia Duggan – Hermana M. Consuelo
Verónica Rina García – Hermana M. Verónica
Małgorzata Renata Andrzejkowicz – Hermana  M. Małgorzata
Christy John – Hermana Christy Maria
Margreate Anthony – Hermana M. Margreate
María Belén Gómez Gonzáles – Hermana María Belén
Estrella María Ortellado Almada – Hermana Estrella María
María Elina San Roman – Hermana María Elina

Las novicias se arrodillan ante el escalón del altar y reciben vestido, cinturón, velo, medalla y una vela encendida como símbolos de su vocación de seguir a Cristo como Hermanas de María de Schoenstatt. Salen de la iglesia para ponerse su nuevo vestido.

Mientras tanto, las Superioras Provinciales, Regionales y Delegadas expresan su agradecimiento a cada novicia con azucenas que colocan frente a la imagen de la Santísima Virgen.

Cuando se entona el solemne Magnificat, todos miran atentos ya que ya llegan las novicias en su nuevo vestido que caminan radiantes por el pasillo central. Después del canto, los aplausos parecen no terminar nunca.

El agradecimiento y la alegría traspasan la celebración de la Eucaristía.
Después de recibir la Comunión, las novicias se consagran a la Madre de Dios y cantan un canto que expresa su anhelo de parecerse cada vez más a ella.

Las novicias resplandecen al ritmo del sol

Con el Aleluya de Handel, los participantes abandonan la iglesia y se reúnen en la plaza de la iglesia para felicitar a las nuevas Hermanas de María.

“El ambiente es como el de la Jornada Mundial de la Juventud:
alegría, muchos idiomas y unidad en la fe”.

dice espontáneamente un seminarista que acompañó la celebración. Y en el cielo, el sol brilla durante todo el día a la par de las novicias.

Ellas se reúnen entonces con sus familiares e invitados en las distintas casas del Monte Schoenstatt, todos los demás están invitados a almorzar en la Casa Marienland. Las hermanas abrieron todas las puertas para brindar un espacio para que más de 400 personas se reunieran para compartir e intercambiar los hermosos momentos de la ceremonia.

A las 16 horas, los invitados y familiares de las novicias se reúnen en el auditorio de la Casa Padre Kentenich para felicitar y celebrar juntos con diversas presentaciones. A través de un video, pudieron revivir el camino recorrido por las nuevas hermanas. Han crecido juntas desde su candidatura y postulantado para convertirse en una hermosa comunidad familiar.

Un día de alegría y gratitud.

Hoy es también un día de gran alegría para nosotras, las Hermanas de María.

“¡No puedo evitar pensar en mi propio vestido
y estoy feliz y agradecida por el regalo del llamado a nuestra comunidad!”

lo escuchas una y otra vez en los encuentros entre las hermanas.

El día ofrece muchas oportunidades para compartir la alegría, más allá de las fronteras de idiomas y naciones. Celebramos la expresión de fe en un Dios que nos ama y nos necesita. El resplandor de las novicias ofrece de algún modo lo que significa ser “redimidos”, ser total posesión de Dios, transmitiendo la alegría de la fe, como María.

 

Fotos: Hna. Francine-Marie Cooper; doeringphotograpy