15.03.2023

Conversando sobre sus Experiencias de vida

Claudia Brehm
Alemania

La Hermana M. Eileen Johansen, EE.UU., comparte sus experiencias con el Padre José Kentenich, en la Jornada de delegados del Movimiento de Schoenstatt de Alemania

– relatos de un testigo contemporáneo de Milwaukee

La Hermana M. Eileen Johansen nació en 1937 en Milwaukee, EE.UU., se encuentra actualmente en Alemania, y ha aceptado conceder una entrevista con el Padre Ludwig Güthlein para la última noche de la Jornada de los delegados sobre sus experiencias con el Padre José Kentenich (durante su tiempo en Milwaukee). Ella conoció y apreció al Padre Kentenich a la edad de 16 años; entró a la Comunidad de las Hermanas de María de Schoenstatt (siendo una de las primeras cinco Hermanas de los Estados Unidos) y estudió alemán, latín y pedagogía.

Trabajó durante 24 años en una escuela secundaria pública de 2,000 estudiantes, primero como maestra y luego como principal. A la edad de 50 años, creó su propia empresa de consultoría en el campo del “software” para laboratorios de idiomas, que entregó a su sobrina y su esposo en enero de 2020. Desde entonces, ha estado brindando apoyo a mujeres maltratadas en Milwaukee, porque dice ella: “soy demasiado joven para jubilarme”.

 Respetar la libertad del otro

¿Cómo conoció al Padre Kentenich?

Ella había considerado si debía proseguir sus estudios después de graduarse de la escuela secundaria o entrar en un convento. Ella había expresado esta pregunta a su párroco, y él la había referido al Padre Kentenich, a quien ella no conocía en aquel tiempo. Ella fue a visitarlo: él era una persona que sabía escuchar, maravillosamente interesado (en todo). Ella fue compartiendo más y más sobre sí misma. Primero, se convirtió en un amigo, luego en un consejero fiel y finalmente en un padre espiritual.

Él le había aconsejado que solicitara información de las cuatro órdenes en las que estaba interesada. Al mismo tiempo, había prohibido a las Hermanas de María “influenciarla”, y solo le había hablado de las Hermanas de María cuando ella misma lo había pedido.

La Hermana M. Eileen Johansen en entrevista con el Padre Ludwig Güthlein

Comprometerse

Como era extremadamente difícil para su madre dejar que su hija fuera a las Hermanas de María, el Padre Kentenich la visitó, la escuchó y le prometió: “Si su hija no se siente bien allí, la traeré de vuelta”. Eso tranquilizó a su madre.

Las preguntas se aclaran sin ser formuladas

Ella siempre llegaba donde el Padre Kentenich con una lista completa de preguntas. Pero en esa atmósfera que se percibía estando con él, pudo sentirse atraída al corazón de Dios, y por ello las preguntas perdieron su importancia, mientras uno estaba con él.  Una vez en su casa, ella misma encontró las respuestas a sus preguntas, sin haberlas dicho nunca al Padre Kentenich.

Llegué al Padre Kentenich con una lista de preguntas y problemas que quería discutir con él. Pero, por más extraño que parezca, estas preguntas se volvieron tan poco importantes en su presencia.”

Ordenar la casa en el interior

El Padre Kentenich dedicó mucho tiempo para atender a la gente. Cualquiera que tuviera problemas o quisiera aclarar algo, podía acudir a él por la noche sin una cita previa. Por ejemplo, una madre envió a su hijo porque se comportó de manera imprudente y desagradable en la casa. El Padre Kentenich sólo le preguntó qué quería ser cuando creciera. “Arquitecto” fue la respuesta del niño. El Padre Kentenich le dijo:

“Algún día te convertirás en un gran arquitecto, pero primero tienes que construir tu casa en tu interior”.

El niño realmente tomó esto en serio, y más tarde realmente se convirtió en un gran arquitecto.

Ir a Bolear

Sus padres habían entrado en contacto con el grupo de familias que se reunían con el Padre Kentenich todos los lunes por la noche. Pero su madre había hecho al mismo tiempo el compromiso de ir a bolear con algunas señoras del pueblo. Así que le preguntó al Padre Kentenich si debía dejar de jugar a los bolos. Pero no, dijo, ninguna de estas señoras conoce sobre el Santuario y la Santísima Virgen. Ella debería ir donde él de vez en cuando a contarle cómo le iba con su juego de bolos. Su esposo debía tomar apuntes durante las conferencias y contarle a ella sobre estas más tarde. De esta manera, ella también sabría de qué se trataba la reunión de las familias; y él (el Padre Kentenich) siempre esperaría hasta que ella regresara de jugar a los bolos para impartir la bendición de la noche.

Trabajar más desde el cielo

Una vez alguien preguntó cómo sería si el Padre Kentenich ya no estuviera en la tierra. La respuesta del Padre Kentenich:

Podría trabajar mucho más, y estar con cada uno de ustedes.
Podría ayudar más y estar cerca, si así ustedes lo quieren.

Sus historias, alegres y al mismo tiempo profundas, encontraron un gran eco en la audiencia.

Impresión principal del Padre Kentenich

La última pregunta del Padre Güthlein a la Hermana M. Eileen giró en torno a la “impresión principal” que había obtenido del Padre Kentenich. Ella respondió:

Cuatro años después de su fallecimiento, me hice esta pregunta y escribí cuál era mi impresión más fuerte de él. Creo que Dios le dio al Padre Kentenich un gran regalo junto con su misión: a saber, que como ser humano fue capaz de combinar lo natural con lo sobrenatural tan maravillosamente.

Esta armonía entre lo natural y lo sobrenatural, la ha moldeado personalmente durante toda su vida. El Padre Kentenich es su modelo a seguir en este punto.

Eso es lo que buscábamos: tener una relación cercana con Dios y al mismo tiempo ser humanos, trabajar con nuestros semejantes y conducirlos más allá en el amor.

Esta “combinación armoniosa de lo natural y sobrenatural“, era en su experiencia algo así como una segunda naturaleza del Padre Kentenich.

Fotos: H. Brehm; Fuente: : www.schoenstatt.de