22.10.2021

Hna. M. Margarita

Hna. María Pilar Carrère

La Hermana Margarita Juárez Venditti

 

fue una chica alegre, sencilla y entusiasta que, por sobre todo, se dejó conquistar por Dios y su invitación a una vida consagrada a su Reino. Nacida en Tucumán, Argentina, el 5 de junio de 1976, era la segunda hija de una familia religiosa y trabajadora.

La conocí siendo ella bien joven, miembro de la Juventud Femenina de Tucumán, cuando cursaba los primeros años de su carrera de medicina. Eran los tiempos en los que en esa diócesis se conquistaba espiritual y materialmente el Santuario de la Madre, Reina y Victoriosa tres veces Admirable de Schoenstatt, tiempos de fundación y por eso, de gracias especiales para quienes abrían el corazón a la misión de María en el Santuario. Valeria, así era su nombre de pila, siguió con valentía y entusiasmo juvenil la invitación de María a vivir en Alianza con Ella y el 10 de diciembre de 1998, entre los muros del Santuario en construcción, selló su Alianza junto con otras chicas de la juventud femenina de Schoenstatt. No fue un hecho más en su vida, comenzó entonces un camino de autoeducación, de entrega servicial y transformación interior que la fue conquistando por entero.

Ella amaba la vida, las amistades, su carrera, creía estar enamorada de un chico y soñaba con ser madre, todo esto lo vivía con intensidad. Pero lentamente, otro mundo, que hasta ese momento no conocía, comenzó a captar su interés y a mostrarle otro posible horizonte.

Un punto decisivo de ese camino que descubre con la Alianza de amor fue el descubrimiento de su ideal personal, es decir, la formulación de una frase en la que se expresa la misión de vida dada por Dios y asumida libremente como don para los demás. En un retiro personal que realiza Valeria en una finca de la familia, llega a esta formulación con mucha alegría y conciencia de misión:

Quiero caminar por la vida, fuerte y digna, sencilla y bondadosa,

repartiendo amor, paz y alegría.

La frase la toma de una oración del P. Kentenich, Fundador de la Obra de Schoenstatt y está referida a María. De este modo, ella quiere ser una imagen de María con su originalidad personal.

Cada vez más va encauzando hacia el servicio al prójimo sus muchos talentos y encuentra en diversos apostolados un gozo y satisfacción que no le dan las actividades y prioridades de las chicas de su edad. El Santuario en construcción pasa a ser un lugar central en su vida, a menudo va a rezar allí y a pedirle a María que oriente su vida ya que no encuentra más entusiasmo en su carrera de medicina. María escucha su pedido y luego de un tiempo de discernimiento en oración, Valeria decide consagrarse a Dios y a su Reino en el Instituto Secular de las Hermanas de María de Schoenstatt.

En junio del año 2000 Valeria ingresó al postulantado en Florencio Varela, Buenos Aires. Inició así un camino de hacerse espiritualmente niña en el sentido evangélico, guiada por las enseñanzas espirituales del P. Fundador a quien aprendió a valorar y a seguir como hija espiritual en la juventud de Schoenstatt. De él aprendió a vivir la vida como un “juego de amor” con el Dios Vivo que actúa permanentemente en nuestra vida y a responderle con fe filial y valentía de mujer decida a realizar su plan con generosidad como María.

Poco después del noviciado la Hna. M.  Margarita – nombre que eligió ella porque al pronunciarlo se esboza una sonrisa – inició sus estudios de enfermería y posteriormente la licenciatura. En su carrera encontró un cauce hermoso para sus ansias de servicio y entrega y con su calidez, chispa y sencillez pudo ser para muchas personas un reflejo de María atractivo.

En el año 2007 se le diagnosticó de manera totalmente sorpresiva una Leucemia linfoblástica aguda. A medida que sus fuerzas físicas fueron disminuyendo, su espíritu se fue transfigurando. Su sonrisa, su fe, su atención para con todos, su esfuerzo por sostener y consolar a quienes se conmovían por su situación daba un testimonio muy potente e inolvidable.

Fueron muy pocos días los que transcurrieron entre el diagnóstico de su enfermedad y su muerte, en ellos demostró cómo la fuerza de Dios había irrumpido en su debilidad y había culminado el milagro de su transformación interior en una verdadera imagen de María, portadora de Cristo a los hombres y mujeres de su tiempo.

El 18 de diciembre de 2007, por la tarde, la Hna. Margarita entregó su vida joven al Padre Celestial, rodeada de sus Hermanas de curso que rezaban la oración con la que juntas habían coronado a María como Reina de la filialidad auténtica, esa fue también la coronación de su vida.

(Existe el libro Margarita de la Editorial Schoenstatt-Nazaret y algún Link para adquirirlo).