06.08.2021

Akazoza keza! = ¡Por un buen futuro!

Hna. M. Françoise Nimubona, Gikungu, Burundi

Burundi tiene una tasa de desempleo muy elevada: en la población activa en general y entre los jóvenes en particular, incluidos los que tienen títulos universitarios. Existe un preocupante desajuste entre la demanda de empleo y la oferta. Una gran parte de los jóvenes que abandonan la escuela, especialmente los que tienen un bajo nivel educativo, se ven afectados por el desempleo.

La tasa de desempleo se sitúa en el 13,3%

En Burundi, más del 60% de la población son niños y jóvenes. El problema del desempleo juvenil (13,3%) es un motivo de mayor reflexión. Las condiciones de vida también son preocupantes en las zonas rurales, lo que empuja a los jóvenes a emigrar. Esto aumenta el número de personas que buscan trabajo y por consecuencia, los jóvenes están desatendidos. La situación provoca frustración y un aumento de las tensiones en la sociedad. Los que tienen trabajo reciben sueldos escasos, por lo que apenas pueden llegar a fin de mes. Su única esperanza se basa en la educación cristiana, que les llama a vivir confiados en Jesús y en la Virgen María.

Aprender una profesión

En este contexto, la comunidad de las Hermanas de María de Schoenstatt en Burundi abrió en la primavera de 2021, un centro escolar de costura profesional llamado “AKAZOZA KEZA” = “POR UN BUEN FUTURO”. Este centro está dirigido a mujeres y niñas con nivel de estudios primarios que quieran aprender esta profesión para mejorar su vida.

Desarrollar habilidades personales

Además de la profesión de costurera, la formación se centra en la vida comunitaria, en el espíritu creativo, y trata de desarrollar los talentos y las habilidades de las personas. La pobreza es un factor importante que impide a las personas prosperar y crecer en la fe. El centro de costura permite a las mujeres desarrollar una visión positiva. Cada mujer crea un plan de autofinanciamiento y desarrolla un proyecto que sea rentable.

Formar a otros en la costura

La profesora es una joven casada. Conoce bien la profesión de costurera y está muy comprometida con la formación de otras personas en este campo. Una mujer alemana que pertenece a la Comunidad Académica de Schoenstatt se ha comprometido a pagar su salario. Las mujeres que se van a formar aprenden de lunes a viernes de 8.00 am a 12.00 pm cada día. La formación dura seis meses y se divide en diferentes módulos: Saber utilizar las máquinas, los materiales y las diferentes herramientas; saber cortar y coser una prenda; adaptar el patrón a la talla del cliente, etc.

Casa pequeña, pocas máquinas

Todas las mujeres que quieren hacer la formación tienen que pagar una pequeña cuota de inscripción para comprar el material de formación y el equipo. Cuando lanzamos la primera convocatoria, nos sorprendió mucho el número de solicitudes. Esto nos demostró que es importante hacer esta oferta para que más personas en Burundi puedan aprender un oficio. Por desgracia, estamos muy limitados en lo que podemos hacer: La casa es muy pequeña y no tenemos suficientes máquinas de coser. Por lo tanto, tuvimos que limitarnos a acoger sólo a 20 mujeres y niñas.

Las mujeres están felices

Para la selección, nos fijamos en los años de desempleo de cada mujer. Había mujeres con más de 10 años sin trabajo, otras con 8 años, con 7 años. Sólo tomamos a las que llevaban al menos 3 años en esta situación. Las mujeres están muy, muy contentas de aprender a coser. Están contentas de haber podido encontrar algo que les proporcione ingresos para ellas y para su familia. En septiembre, queremos empezar con un segundo grupo. Ya son muchas los que vienen con la petición de darles un lugar.