25.02.2020

20 minutos sin escalas alrededor del globo

Hna. Mariett Heuking

¿Quién es el Padre José Kentenich para las personas de todo el mundo?

Sólo veinte minutos deben dar respuesta a esta pregunta:

Obviamente no los minutos sino las jóvenes Hermanas de María que han venido esta tarde a la Schoenstatt-Au (Borken). Aquí, como cada 15 del mes, se celebra la santa Misa por las intenciones que le han sido confiadas al Padre Kentenich. Hoy los fieles que acuden a la santa Misa están invitados a un viaje sin escalas alrededor del globo. Hay gran interés por la pregunta:

¿Quién es el Padre Kentenich – no solo para nosotros aquí en Europa, sino también para las personas de otros continentes?

En la Iglesia, repleta de participantes, reina silencio cuando la Hermana María Lupiañez de Argentina se acerca al micrófono. Su ponencia, pronunciada en alemán, su convicción palpable y su alegría, conmueven manifiestamente los corazones. Aquí se destacan algunos puntos:

– El Padre Kentenich es UN CAMINO, y por este camino, Dios me acercó su corazón de Padre y me mostró cuán grande es su amor por mí.

– Él es UN TRANSPARENTE del amor y de la misericordia de Dios. Esto se lo ha regalado él durante toda su vida a otros y hasta hoy me lo regala también a mí, aquí y ahora, en este lugar, en medio de nosotros.

– Él es UN INSTRUMENTO en la mano de Dios. A través de él, el mensaje de la Alianza de Amor con María se hace más real y concreto …

– Él es UN PROFETA con una misión que da una respuesta en nuestro tiempo a lo más profundo e interior del amor: amar de verdad y amar como hijos, también cuando uno ya es adulto …[1]

Luego del inicio en América sigue directo una escala en Australia. Escuchamos expectantes la ponencia de la Hermana M. Julie Brcar de Sydney.

Aquí un párrafo de esta ponencia:

El Padre Kentenich no visitó durante su vida a Australia, desgraciadamente. Cuando una Hermana misionera le preguntó en 1967: “¿Cuándo vendrá usted a Australia?”, su respuesta espontánea fe: “¡Desde el cielo!”

Esta es mi vivencia nuclear con el Padre Kentenich y la vivencia de muchos en Australia que pertenecen al Movimiento de Schoenstatt o peregrinan a los santuarios. Esta experiencia atestigua para nosotros la realidad de lo sobrenatural. Si se nos permite experimentar en un “santo” que él está cerca de nosotros desde el cielo, entonces no podemos dudar de que hay un Dios y una Madre celestial que nos cuida de una manera muy personal. Desde el cielo experimentamos al Padre Kentenich como un Padre espiritual. Especialmente para aquellos que o no vivenciaron un padre o tuvieron un padre no muy ideal, su paternidad espiritual es sanadora.[2]

La Hermana M. Rubini Joseph de India nos lleva a Asia. Sus conocimientos de alemán están ya tan avanzados, que dice algunas palabras libremente. Radiante nos hace partícipes de su alegría: su padre biológico se llama José. Como el Padre Kentenich también se llama José, rápida y fácilmente pudo vincularse con él como su padre espiritual …

¿Y cómo es esto en África? La Hermana M. Bonnie Robbins, quien trabaja como maestra en el Colegio Mariano de Schoenstatt en Borken, nos da una visión que es profundamente conmovedora y nos inspira a una nueva confianza en Dios. Algunas anotaciones:

En Sudáfrica estamos muy agradecidos de que el Padre Kentenich haya tenido la audacia de enviar a Sudáfrica el primer grupo de Hermanas de nuestra comunidad como misioneras, ya en 1933 – solo siete años después de la fundación de nuestra. Lo hizo confiando totalmente en la Providencia divina. (…) Así les grabó a las jóvenes Hermanas:

“Vayan y confíen siempre en el Mater habebit curam!”

que significa: la Madre cuidará. Esta frase no era solamente una indicación, sino que expresaba una confianza inquebrantable en María; su misión de guiar a los hombres – en medio de todas las tribulaciones – a la convicción creyente: ¡confíen siempre en que la Madre cuidará!

Ya sea en los difíciles años de la fundación de Schoenstatt en Sudáfrica, o durante las largas décadas del apartheid y la inestabilidad política – siempre las tres letras MHC han sido como una esperanza y un salvavidas en todas las dificultades, a la vez que una misión, una estrella guía y un estímulo para un fructífero trabajo misionero.

Hoy vienen muchas personas, sean jóvenes o mayores, ricas o pobres, cual sea su origen cul­tural y su fe, a los tres santuarios de Schoenstatt en Ciudad del Cabo. Traen sus intenciones y preocupaciones y se las confían a la Santísima Virgen María experimentan:  MHC – ¡la Madre cuidará! [3]

“Solo 20 minutos” le dice en voz baja una joven a su vecina de banco “y qué imagen viva del Padre Kentenich!” Y la vecina le contesta también en voz baja: “Yo no tenía idea de que el Padre Kentenich era conocido en todo el mundo. Pero estos 20 minutos me han convencido: el Padre Kentenich es verdaderamente un santo para todo el mundo!”

[1] Cfr. ponencia de la Hna. María, dada el 15.12. 2019 en la Iglesia de la Anunciación de la Schoenstatt-Au en Borken
[2] cfr. ponencia de la Hna. M. Julie, dada el 15.12. 2019 en la Iglesia de la Anunciación de la Schoenstatt-Au en Borken
[3] Cfr. ponencia de la Hna. M. Bonnie, dada el 15.12. 2019 en la Iglesia de la Anunciación de la Schoenstatt-Au en Borken