05.02.2020

“Aquí el cielo tocó la tierra”

Hermana M. Gertrud Foemer

… así resume una participante sus impresiones del encuentro extraordinario de

la Juventud Femenina de Schoenstatt de Colonia

el 7 de diciembre del 2019 en Maria Rast.

Inspiradas por la corriente de la “corona viva”, la JF de Colonia descubrió la estatua de la Inmaculada con la corona de estrellas en el porque de Maria Rast. Ésta se convirtió en un símbolo de su aspiración: como María ser puras, fieles y nobles. Se admiraron mucho cuando constataron que 40 años atrás la JF había regalado la corona de estrellas para esta estatua. En aquel entonces se llevó a cabo la coronación en conjunto con la JF, los peregrinos, las madres y las Hermanas.

Así surgió la idea de celebrar juntos este jubileo con la JF del 2019 y de 1979. Como detectives buscaron los nombres y las dirección. Valió la pena el esfuerzo.

Un encuentro entre las generaciones

Más de 30 mujeres de aquella generación respondieron a la invitación al jubileo de coronación, entre ellas tres Hermanas de María que en aquel entonces pertenecían a la JF de Colonia, y también la Hna. M. Julie Fischer, quien hasta 1983 había formado varios grupos de niñas y jóvenes en Maria Rast. Para el fin de semana de Adviento de la JF habían venido 39 niñas, de modo que este fue un encuentro intergeneracional con más de 70 participantes en las edades de 9 hasta 80 años.

La mirada dirigida a María con amor

La JF planificó este encuentro con mucho esfuerzo y amor. Para la preparación espiritual se realizó una novena de nueve semanas que también se envió por mail a las ex JF. Cada semana, los símbolos relacionados con la estatua de la Inmaculada, dirigían la mirada a María, así como la describe el Apocalipsis en la Sagrada Escritura, por ejemplo: “La luna debajo de sus pies” (Ap, 12,1). En la interpretación se decía: debajo de sus pies significa que la noche ya no es tan oscura ni amenazante sino que estamos cobijadas en María.” Cada semana había un impulso acerca de cómo se puede ser hoy María: “¿Tengo bajo mis pies aquello que es pasajero o inestable? Me puedo dominar cuando me atraen cosas que no son ni sensatas ni útiles?” Las jóvenes de 40 años atrás se habían preparado en aquel entonces con una novena similar para la fiesta de coronación.

A la tarde temprano llegaron las “antiguas JF”. Ya a la entrada hubo mucha alegría por el encuentro y se escuchó varias veces la pregunta: “¿quién eres tú ahora…?”

Una participante describe su primera impresión: “… al mirar la sala constaté que muchas me eran desconocidas pero me daba mucha alegría pensar: Todas las que están aquí aman a la Madre de Dios en el Santuario, las Apóstoles de María grandes y pequeñas.”

Annette Hillgruber, la portadora diocesana de la JF de Colonia, saludó a las mayores y a las jóvenes y explicó claramente cómo había encendido en la JF de Colonia la idea de la “corona viva”. A continuación se despertó el recuerdo del acontecimiento de 1979 mediante imágenes d ela crónica y un informe de la Hna. M. Gertrud Foemer.    

La Hna. Andra-Maria Lingscheid, quien en 1979 era portadora regional en Maria Rast, logró vincular la corriente que vive hoy con la que movilizaba a las jóvenes hace 40 años. En relación a la estatua de la Inmaculada dijo que en Maria Rast se podría decir que la Santísima Virgen salió del Santuario para velar por personas que, como Ella, iluminen el mundo. El hecho de que la labor de la Juventud Femenina sigue actuando en el tiempo queda demostrado por el múltiple compromiso de las niñas de esa época con sus familias y comunidades en la actualidad.

Punto culminante junto a la estatua de la Inmaculada y Santa Misa

Como introducción al punto culminante de la tarde, todas fueron invitadas a formular un título de coronación personal para la Madre de Dios. Después de una breve estación en el Santuario, las participantes fueron en procesión con velas encendidas hacia la estatua de la Inmaculada en el parque. Junto a la estatua había portadoras con antorchas que estaba adornada con una cadena de luces en forma de lirios. Las jóvenes le entregaron un lirio a la Madre de Dios y le confiaron la coronita de una joven que, en aquel entonces había participado de la coronación y ahora está ya en la eternidad. Fue un momento muy prorundo cuando cada una le entregó, en su corazón, la corona a la Madre de Dios. “Mi momento más hermoso fue el tiempo de silencio junto a la estatua de la Inmaculada, mientras que la rodeábamos en la oscuridad con nuestras velas encendidas. Fue la oportunidad para decirle a la Madre de Dios el título personal de coronación”, expresa una joven.

La tarde desembocó en la celebración de la Santa Misa. El párroco Platz habló del mundo de las vivencias de niñas y jóvenes. Una fiesta en honor de una Reina se prepara muy bien y muchas personas miran esta fiesta con interés. Nuestra Reina es la Madre de Dios y nosotros pertenecemos a su corte. Así, antes de la bendición final invitó a las Apóstoles de María “pequeñas” y “grandes” a una audiencia ante el cuadro de María y rezar allí la pequeña consagración.

Un eco: “Cuando todas se pararon bajo la imagen de la Virgen en la capilla de la casa, fue una vista hermosa. Me imaginé cómo la Virgen realmente mira a cada una de ellas con gran amor y alegría, y cómo sabe del más profundo anhelo de cada una en su corazón – y que Ella busca y encontrará maneras de cumplirlo si la seguimos – lo mejor que podamos.”

Ricamente obsequiadas y fortalecidas

con esta vivencia, las ex JF volvieron a sus casas. En la despedida se escuchó el deseo una y otra vez: “Pero ahora no esperamos al próximo jubileo hasta volvernos a ver.” warten aber nicht auf das nächste Jubiläum, bis wir uns wiedersehen.“ Las jóvenes tuvieron la dicha de que siguiera resonando lo vivido en el encuentro que siguió.