17.01.2020

“Corona y danza”

Hna. M. Jacky-Ann Burmeister

Fin de semana para niñas (8 – 13 años)

en Heiligenstadt/Pequeño Paraíso

Soy la Hermana M. Jacky-Ann Burmeister de Sudáfrica, y me gustaría hacerlos partícipes de un fin de semana que tuve en el “Pequeño Paraíso” junto con cuatro jóvenes portadoras de 15 a 17 años muy agradables. Habían preguntado de antemano si una Hermana podría apoyarlas en la formación de la JF (Juventud Femenina de Schoenstatt) en la diócesis de Erfurt.

Tenía mucha expectativa de ver cómo resultaba todo. Porque era mi primer viaje “largo” para trabajar fuera de Schoenstatt con chicas jóvenes con las que nos veríamos por primera vez.

El “hielo” ya se rompió el viernes por la noche cuando conocí a las dos portadoras que habían venido ya más temprano. Eran alegres, responsables y llenas de entusiasmo.

A las 5 de la tarde llegaron las primeras chicas y fue un gran alboroto en la bienvenida y por el reencuentro. Cuando vi a las niñas y las contemplé, sólo recé para que este tiempo juntas fuera fructífero para las jóvenes y también para mí.

Durante la primera comida todo comenzó un poco silenciosamente, sin hablar, sin reírse… Pero después de que todo el mundo había ido a buscar su comida, fue como si alguien hubiera encendido un interruptor de luz de repente y el volumen aumentara y se mantuvo así durante los dos días enteros.

“Corona y danza”

Este lema de la Juventud Femenina de Schoenstatt fue el tema de todo el fin de semana.

La primera noche sólo hicimos juegos para conocernos, lo cual fue bueno para las niñas, pero también para mí como Hermana.

Durante la noche, en una pequeña pausa, me ubiqué en la parte de atrás del salón y observé a las niñas – cuando una niña de unos 10 años se me acercó para decirme algo muy serio: “Sabes, me encanta la gente de piel oscura, porque pueden bailar y cantar muy bien.” Realmente tuve que controlarme para no reírme a carcajadas porque ella lo dijo muy seriamente. Sólo pude darle las gracias y esperar que no se decepcione tanto cuando me vea bailar y me escuche cantar.

Me sorprendió felizmente lo poco complicadas y genuinas que eran las niñas. Concluimos nuestra noche en nuestro Santuario.

El sábado había mucho programa. Por la mañana tuvimos una reunión de grupo sobre nuestro tema: “¡Corona y danza!” Era hermoso ver cómo todas las niñas tenían una pequeña corona hecha a mano de papel dorado en el cabello y la llevaban con orgullo – ¡se marca un sentimiento de vida real ante la vida!

Después de la comida tuvimos un descanso hasta las 2 de la tarde – y luego las chicas podían elegir entre hacer galletas y artesanías. Debo decir que me sentí muy orgullosa de nuestras portadoras; habían organizado a las niñas en dos grupos y fue una tarde llena de alegría, risas, diversión. Ambas partes, nosotras y las niñas, realmente disfrutamos de esta buena convivencia.

Después de estas acciones había, por supuesto, un caos total que debía ser limpiado: por un lado había restos de tela, hilo, botones, etc. y por otro lado había harina y masa, en cualquier lugar donde uno mirara. Pero este caos era un “pequeño precio” comparado con la felicidad que irradiaban las niñas.

Los padres de dos niñas que vinieron sólo por este día, esperaron a sus hijas durante casi dos horas porque éstas no querían volver a casa. Querían terminar el día con nosotras. Admiré a estos padres porque respetaron el deseo de las niñas y las esperaron con mucha paciencia. Esto es verdadero amor. Terminamos nuestro día con una hermosa procesión con antorchas hacia el Santuario.

Ya es domingo! Antes y después de la santa Misa estuvimos atareadas ordenando todo y después del almuerzo estábamos listas para la despedida.

Fuimos por última vez al Santuario para agradecerle a la Virgen María por este fin de semana y llevarnos su bendición para nuestras familias y amigos.

Vi que las niñas estaban contentas y volvían satisfechas a casa – ¡y quieren volver de todas maneras!

Quiero agradecer a las cuatro maravillosas jóvenes que me ayudaron este fin de semana. Sarah, Lucia, Jill y Zita,

ustedes son pequeñas (grandes) heroínas. ¡¡¡Muchas gracias!!!