19.06.2019

Oración comunitaria por las vocaciones

Hna. M. Michalina Lisińska, Polonia

El domingo del Buen Pastor

en el tiempo pascual está dedicado a la oración por vocaciones religiosas en la Iglesia. Este año hemos celebrado por vez número 56 una semana de oración por vocaciones para el sacerdocio y la vida consagrada, del 12 al 18 de mayo del 2019.

En nuestra diócesis de Varsovia-Praga surgió una iniciativa para invitar esta semana -cada día en un lugar diferente- a rezar por las vocaciones. El 14 de mayo de 2019 tuvo lugar en nuestra Casa Provincial un encuentro de oración de los miembros de las diversas órdenes religiosas, con la intención de vocaciones para nuestras comunidades. El encuentro comenzó con la celebración eucarística celebrada por Mons. Marek Solarczyk (Mons. Solarczyk es responsable en el episcopado polaco de las vocaciones consagradas). Junto con el obispo, otros dos sacerdotes celebraron la Santa Misa: Padre Michał Dziedzic, capellán de la Juventud Diocesana, y el Padre Romuald Kszuk de los Padres de Schoenstatt. Había Hermanas de casi todas las comunidades religiosas que tienen sus casas en Otwock. Algunos laicos cercanos a nosotras también participaron en la oración. Después de la Santa Misa, nos quedamos ante el Santísimo Sacramento y rezamos por nuevas vocaciones y también por la gracia de la fidelidad en el camino de nuestra vocación.

Oramos implorando al Espíritu Santo con las palabras:
Espíritu Santo, tú eres el Espíritu de amor, te damos gracias por las vocaciones consagradas que han enriquecido a la Iglesia de Cristo.
Te pedimos que mires a tu pueblo, que sobre todo hoy necesita sacerdotes santos, como testigos fieles del amor que Dios da a cada persona.
Mira a la Iglesia que siente la necesidad de consagrados, para que estos muestren la alegría que brinda la vida consagrada exclusivamente al Padre celestial.
Espíritu Santo, tú eres el Espíritu de vida, tú abres los corazones al llamado de Dios. Haz que los corazones y las mentes de los jóvenes se abran para que puedan escuchar la llamada de Dios que les ofrece la plenitud de la vida al servicio del Evangelio y les da una esperanza segura en tu presencia. Amén. 

La oración terminó con la letanía lauretana y la bendición eucarística para nuestra la vida cotidiana.

Después de este alimento espiritual, se ofreció té y bizcochos para seguir disfrutando de la alegría de la comunidad.

Este fue el primer encuentro de este tipo en nuestra casa, pero quizás no el último. Este deseo nació después de esta hermosa experiencia. Las Hermanas de las otras comunidades también expresaron este deseo.