08.10.2018

Soluciones al problema de la escacez de agua

Hna. Ann-Marie Nicholas

A causa de la sequía actual en Ciudad del Cabo,  el municipio dispuso que se racionalizara el consumo de agua. Muchos edificios instalaron un sistema nuevo para ahorrar la valiosa agua. La arquidiócesis de Ciudad del Cabo animó a las parroquias y comunidades a encontrar caminos para ahorrar agua.

Hace algunos meses, nuestras Hermanas, al final de la santa Misa, rezan diariamente la oración: “Acordaos, oh piadosísima Virgen María…” pidiendo que termine la sequía. Estamos agradecidas de que en el invierno llovió mucho y así se llenaron los diques. Sin embargo, el ahorro de agua sigue siendo la preocupación principal de todos.

Por eso nos decidimos a instalar en puntos estratégicos en torno a nuestra casa grandes tanques de agua. Estos tanques JO-JO recogen el agua de lluvia la cual pasa por un proceso de filtración y se utiliza para distintos fines domésticos, como por ejemplo el lavado de baños, el aseo, el riego del jardín. Las Hermanas también participaron en talleres en los que se aprende a ahorrar agua. Hemos instalado duchas y canillas que ahorran agua y empleado otros medios con el mismo fin. Ahorrar agua es una necesidad estratégica porque nuestra casa está abierta para huéspedes y otros visitantes que vienen a Schoenstatt.

Un techo nuevo para nuestra casa

La casa provincial de las Hermanas de María de Schoenstatt en Sudáfrica queda en Constantia, un hermoso barrio de Ciudad del Cabo. La nueva parte del anexo se construyó en 1975. El mismo se convirtió en un verdadero hogar de las Hermanas, las cuales, desde aquí desempeñan diversas tareas en Sudáfrica, Kenia, Escocia e Irlanda.

El año pasado se dañó mucho el techo. A pesar de repararlo, volvía a llover dentro de la casa, de modo que no quedó más remedio que renovar todo el techo. Al cabo de algunos meses de trabajo duro de los obreros de la empresa, apoyado por la oración intensa de nuestras Hermanas, quedó listo el techo nuevo, para alivio de las Hermanas, quienes durante algunos meses soportaron con paciencia los ruidos de los martillos, de los taladros y demás.

Un hogar no solamente para las Hermanas

Nuestros huéspedes se hospedaban antes en la casa de formación, construida hace cincuenta y cinco años. Hoy esta casa ya no cumple con los requisitos. No tiene ascensor ni habitaciones con baño. Por eso fue cada vez más difícil satisfacer las necesidades de nuestros huéspedes. Por eso, la casa de formación, que queda a una breve distancia de la casa provincial, se transformó en una vivienda para estudiantes mujeres.

La casa provincial tiene salones de reunión y una sala grande para grupos que vienen a menudo. Se trata de grupos que pernoctan o participan en talleres u otros cursos, como también de visitantes de otros países que se alojan en ella, cerca del santuario. Las Hermanas se alegran de compartir su hogar con los huéspedes. Éstos manifiestan en repetidas ocasiones cómo gozan de la atmósfera de oración, de la tranquilidad y del ambiente pacífico. Les causa alegría tratar con las Hermanas. Estamos agradecidas de tener un techo nuevo y con ello de poder ofrecer un buen alojamiento no solo a las Hermanas sino también a los huéspedes que nos visitan.