02.09.2023

Sus corazones laten por Burundi – 03 –

Schw. Ursula-Maria Bitterli
Schweiz / Burundi

Tres Hermanas de María (de Schoenstatt) que vivieron mucho tiempo en Burundi [1] han regresado a Suiza:

la Hermana M. Theresiane, la Hermana M. Janine y la Hermana M. Josianne.

Sus corazones, sin embargo, han permanecido con el pueblo de Burundi.  Una pequeña serie nos permite compartir las ricas experiencias que nos cuentan:

Hermana M. Josianne Belau:

De día y de noche en auto – en camino

Hace más de 50 años, la Hermana M. Josianne se enteró de que nuestras Hermanas (de María de Schoenstatt) iban a abrir un nuevo Centro de las misiones en Burundi. Quiso colaborar en este nuevo comienzo y se ofreció como voluntaria para esta misión en el este de África. Y así permaneció en Burundi por casi 50 años, sin arrepentirse nunca, ni siquiera de haberse hecho Hermana de María.

Cuando le preguntaron: ¿Por qué le gusta ser Hermana de María?, respondió: “Porque he conocido a muchas personalidades atractivas y edificantes que me ayudaron a encontrar y seguir mi camino; y a permanecer fiel a la decisión libremente elegida. Conozco la espiritualidad y la misión de Schoenstatt desde mi juventud. Pude conocer al Fundador (de la Obra de Schoenstatt), el Padre José Kentenich; que para mí era un trasunto (reflejo) visible del Padre Celestial y un camino hacia esta realidad”.

En Burundi, la Hna. M. Josianne ayudó en múltiples tareas desde el principio; como ella misma comenta: “En la cocina, en la casa, en la sala de costura, en el mantenimiento de “la turbina”[2], en el servicio de transporte en auto, etc.”. Dirigió una escuela de artesanía para chicas y, en parte, también para chicos, una de los cuales tiene ahora su propia sastrería.

Durante muchos años, la Hna. M. Josianne cosió los vestidos en color blanco de nuestras Hermanas y enseñó a las Hermanas nativas a cortarlos y a coserlos. Actualmente pueden coser todos los vestidos ellas mismas. Muy a menudo, la Hna. M. Josianne viajaba en auto: de día y de noche, bajo la lluvia y también en tiempo de guerra, por carreteras con muchos hoyos. Recogía a enfermos y los llevaba al hospital de las Hermanas en Mutumba[3]; o conducía hasta la ciudad, con mujeres que no podían dar a luz.

La Hermana M. Josianne apreciaba a la gente sencilla, contenta y sin pretensiones de Burundi. Para ella era especialmente importante proporcionar “ayuda en el desarrollo”, asistencia para la autoayuda. Quería servir y ayudar a la gente, especialmente a “los niños alegres, sencillos y abiertos”.

Cuando le preguntaron: “¿Hay algo que le resultara difícil en Burundi?”, la Hermana M. Josianne sólo respondió: “Sí, la lengua kirundi es muy difícil y tuve poco tiempo y oportunidades para aprenderla correctamente”. Pero fue igual:

En Burundi había experimentado milagros y más milagros.

Obviamente, no le resultó fácil regresar a Europa después de casi 50 años, en la primavera de 2023. Sobre todo, echa de menos el contacto y la cálida cordialidad de la gente.

[1] Burundi es un país al este de África. Cuenta con una población de 11.8 millones de habitantes. Es un país muy pobre, pero su gran riqueza es su gente, en su mayoría católicos, la cual posee una fe viva, abierta a todo lo religioso, y con un gran amor a la Santísima Virgen.
[2] Una turbina es un dispositivo que aprovecha la energía cinética de algún fluido -como el agua, el vapor, el aire o los gases de combustión- y la convierte en el movimiento de rotación del propio dispositivo.[3] Las turbinas se utilizan generalmente en la generación eléctrica, los motores y los sistemas de propulsión. Las turbinas son máquinas (concretamente turbomáquinas) porque las turbinas transmiten y modifican la energía.
[3] En la parte centro-norte del país de Burundi.

Continuación: Próximo artículo de la serie – Hermana M. Theresiane Maier